En los últimos años los cambios tecnológicos obligan a los profesionales para estar capacitados frente a las nuevas tecnologías, el derecho hoy en día no es indiferente a la tecnología y la informática. La presencia de estudios jurídicos en internet cada vez es mayor por que les permite romper las barreras de espacio tiempo dándole celeridad a los procesos intercomunicaciones, contractuales y de otra índole.
Si hablamos que la informática nos hace la vida más expeditiva, habría que preguntarse como podemos valernos de ella para consolidar relaciones jurídicas que brinden un grado de seguridad con la cual las partes aseguren sus distintos derechos.
Los cambios tecnológicos también implican cambios sociales. ¿Cuántos de nosotros vendemos o compramos por internet?, ¿Cuántos de nosotros hacemos consultas jurídicas en estudios virtuales?, ¿Cuántos de nosotros confiamos en un documento electrónico? La respuesta a estas interrogantes recibe un porcentaje mínimo de afirmaciones. Esto debido a que socialmente no estamos acostumbrados; no confiamos en las relaciones no personales, para nosotros es de vital importancia conocer a quien consultamos, consolidamos una compra venta o tener en físico un papel que nos irrogue un derecho. Y esto pasa no tanto por una impericia en el manejo de medios tecnológicos o por que no estén a nuestra disposición, sino se debe a la gran desconfianza que tenemos al afrontar nuevas formas de relaciones interpersonales y jurídicas. Somos renuentes al cambio.