Por: Franz Sánchez.
Hubiera querido tener las recetas apuntadas para cada ocasión, los procedimientos debidamente diseñados para resolver, el errático deambular, con el que uno se mal conduce por la vida. ¡Pero no!... aquello no existe, y hay que ir pagando yerros porque así es esto, y así se vuelve interesante la vida, lejos de toda perfección, repleta de decisiones equivocadas.
Sin embargo, quisiera esta vez, poder mencionar algunas de las frases, que por necesidad más que por convicción, desprendió este ser, conminado al perpetuo error, y también a la corrección. “Porque aquellos que hemos cometido tantos errores, respetamos y mucho, suplir con enmiendo, si fuera posible… nuestra dirección”.
La siguiente no pretende ser, una lista moralista, ni mucho menos un decálogo del buen comportamiento, muy por el contrario, lo que sigue es una antología de ideas o pensamientos convulsionados que pretenden exorcizarse de mis fueros internos. No sugiero que se interpreten como máximas, sino como voces… gritos, que me sonaron tanto, aquí adentro, que hoy me exigen ser compartidos.
Con su permiso, estas son las frases para mi histeria.
“Dedicado a todos aquellos, que en mi intento por contar historias, jamás, llevaron el índice de los dedos a sus labios”.
“Mi viejo. Lo recuerdo como un gran tipo, su única manía, que se transformó luego en una virtud, fue que convertía a sus amigos en los míos, por ello, mi amistad con los libros”.
“Fui mudo, aquella noche interminable, que conversando con ella, recordé que ya había dicho mucho…”
“He visto las mismas estrellas, noche con noche, y sin embargo cada vez están más claras. No es culpa de ellas, ni del firmamento… tampoco de mis ojos. He sido yo, que todavía hoy, no he dejado de crecer”.
“La idea no es tomar la misma ruta del referente, sino construir un camino paralelo a este, cuya lejanía o prontitud en sus dimensiones, la demarquen únicamente, nuestros ideales”.
“Hablemos de la vida: para saber si esta se nos hace agua o no, solamente tendríamos que abrir el grifo. Si no hay grifo que abrir, ni vida que beber de él… no hay agua de la que hablar”
“Y en medio del discurso, mientras la muchedumbre rabiosa me ovacionaba. Escuché una débil y temblorosa voz; cómo pude escucharla con tanto ruido… Aquella voz decía: ¡Hipocresía!, nacía en mi cerebro… gracias a la información que entregaban mis ojos”.
“¿Experiencia extraterrestre?: Una lectura Sabinera, escuchando música Ceratiana, para hacerte sentir cochinamente humano, con aspiraciones galácticas”.
“Ha dejado de llover, y los claros, derrotados ante la oscuridad, no tienen más remedio que añadir a sus tonos pastel: memorias. Es por esto que los recuerdo, diáfanos”.
“Ni Cajamarquéz, ni celendinense. A mí llámenme por mi nombre-: Yo soy Shilico”
“En esos días, cuando estoy más cerca que lejos de la muerte, cargado de culpas por respirar, Silvio tocará su fusil , para hacerme sentir más culpas, pero de no haber empezado a vivir”.
“No hay cosa que me llene más de ira, que ver a alguien, tener pena por los nadies”.
“Los artistas, que debieran ser luz clara para alumbrar en las penumbras sin talento, y que se convierten en enceguecedores rayos de indiferencia, son artesanos de su propio olvido”
Sin embargo, quisiera esta vez, poder mencionar algunas de las frases, que por necesidad más que por convicción, desprendió este ser, conminado al perpetuo error, y también a la corrección. “Porque aquellos que hemos cometido tantos errores, respetamos y mucho, suplir con enmiendo, si fuera posible… nuestra dirección”.
La siguiente no pretende ser, una lista moralista, ni mucho menos un decálogo del buen comportamiento, muy por el contrario, lo que sigue es una antología de ideas o pensamientos convulsionados que pretenden exorcizarse de mis fueros internos. No sugiero que se interpreten como máximas, sino como voces… gritos, que me sonaron tanto, aquí adentro, que hoy me exigen ser compartidos.
Con su permiso, estas son las frases para mi histeria.
“Dedicado a todos aquellos, que en mi intento por contar historias, jamás, llevaron el índice de los dedos a sus labios”.
“Mi viejo. Lo recuerdo como un gran tipo, su única manía, que se transformó luego en una virtud, fue que convertía a sus amigos en los míos, por ello, mi amistad con los libros”.
“Fui mudo, aquella noche interminable, que conversando con ella, recordé que ya había dicho mucho…”
“He visto las mismas estrellas, noche con noche, y sin embargo cada vez están más claras. No es culpa de ellas, ni del firmamento… tampoco de mis ojos. He sido yo, que todavía hoy, no he dejado de crecer”.
“La idea no es tomar la misma ruta del referente, sino construir un camino paralelo a este, cuya lejanía o prontitud en sus dimensiones, la demarquen únicamente, nuestros ideales”.
“Hablemos de la vida: para saber si esta se nos hace agua o no, solamente tendríamos que abrir el grifo. Si no hay grifo que abrir, ni vida que beber de él… no hay agua de la que hablar”
“Y en medio del discurso, mientras la muchedumbre rabiosa me ovacionaba. Escuché una débil y temblorosa voz; cómo pude escucharla con tanto ruido… Aquella voz decía: ¡Hipocresía!, nacía en mi cerebro… gracias a la información que entregaban mis ojos”.
“¿Experiencia extraterrestre?: Una lectura Sabinera, escuchando música Ceratiana, para hacerte sentir cochinamente humano, con aspiraciones galácticas”.
“Ha dejado de llover, y los claros, derrotados ante la oscuridad, no tienen más remedio que añadir a sus tonos pastel: memorias. Es por esto que los recuerdo, diáfanos”.
“Ni Cajamarquéz, ni celendinense. A mí llámenme por mi nombre-: Yo soy Shilico”
“En esos días, cuando estoy más cerca que lejos de la muerte, cargado de culpas por respirar, Silvio tocará su fusil , para hacerme sentir más culpas, pero de no haber empezado a vivir”.
“No hay cosa que me llene más de ira, que ver a alguien, tener pena por los nadies”.
“Los artistas, que debieran ser luz clara para alumbrar en las penumbras sin talento, y que se convierten en enceguecedores rayos de indiferencia, son artesanos de su propio olvido”
